lunes, 9 de julio de 2012

La fábula de la convivencia social.

A medida que pasa el tiempo, lo cual percibo en términos de mi envejecimiento, se reafirma en mi la idea de que esto de la convivencia no es más que una abstracción. Nosotros, los humanos, no tenemos ni la mas remota idea de lo que es tratar o tener que lidiar con los otros, esos espejos de uno mismo.


Aquí la historia de hoy:

Despertarse a las 4 am. Tener que emprender la odiosa tarea de arreglarse para ir a trabajar. No sin mal humor salir de la casa, hacer una cola para escasamente poder hacer el viaje "cómoda" al no menos odioso trabajo. Esto y más hacen que el comenzar el día no sea una faena nada fácil.

Esperar impacientemente. La llegada del autobús, odiosamente mirar a aquellos seres que pueden interponerse entre tu y el anhelado trono -el puesto. Sentir que los minutos trascurren lentamente mientras miras cada 5 segundos el reloj que refleja una hora alarmante, de esas en las que las personas deberían estar descansando, pensé.

El arca de Noé. Embarcarse, el caos imperante. Ser uno de los privilegiados por el azar ¿Dios? para sobrevivir el diluvio. O una escena que se asemeja a esa de Titanic; pocos eran botes muchos los necesitados.

Voyage au centre de la Terre.  Ese momento cuando después de haber esperado lo que parecían siglos te dispones a cerrar los ojos y soñar con destinos impensados, recobrar un poco del tiempo robado. Descansar.

El infierno. Cuando te das cuenta que siempre hay un odioso, inconsciente, egoísta y autoritario que busca oponer su voluntad musical ante los otros, un celular que escupe melodías infernales y tu solo deseando implotar.



Sinceramente no pude dormir. Intenté leer pero tampoco pude. Miles de ideas rondaban mi cabeza, hablaba con mis otras sobre la desfachatez de la gente, sobre el odio que les profeso a veces, elaborando conjeturas sobre el hombre, sobre ciertas características que posee. Pensaba en la posibilidad de abordarlo, de confesarle mi odio, de exponerle mis razones y capaz hacerle entender, la otra me decía que sería una perdida de tiempo, que no valía la pena y que ademas ¿quienes somos para creernos en algún grado superiores al poseer una verdad que capaz el no comparte o no considera valedera? Francamente no soy el tipo de persona que disfruta sermonear o predicar mensajes de salvación...en esto se me fue el largo tiempo del viaje.

Finalmente lo aborde. No recuerdo muy bien lo que le dije pero su cara de estupefacción era indescriptible, recuerdo que solo alcanzo a proferir un "disculpa" seguido por otro "no fue mi intención" entre otras sandeces. Se que probablemente olvidará el incidente, que en alguna otra oportunidad lo volverá a hacer y no solo me refiero a eso, sino a su desenvolvimiento general frente a otros pero esto, egoistamente hablando, fue una especie de desquite, la satisfacción por haber expresado lo que en ese momento me consumía no tiene precio. 

Autoritariamente:
No, esa concepción de convivencia social no existe, ni existirá.
Y no, no estamos diseñados para convivir, al menos no en este mundo, el actual.


PD: mi eterno agradecimiento a los dioses que me han concedido el privilegio de solo tener que pasar por este suplicio una vez por semana y solo cuando así lo desee. 

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